Dicen que la juventud es el mayor tesoro que puede tener una persona. Que ese tesoro es casi divino. Si es así (y yo creo que sí), yo soy una divinidad que ha bajado a la Tierra. O eso dicen de mí quienes me conocen. Me llamo Karla, soy latina, y en mí la juventud brilla en cada uno de mis gestos, en cada una de mis miradas y cada una de mis sonrisas. Afectuosa y dulce, educada y cariñosa, pasional y sensual, soy la compañera perfecta para apurar de un trago los mejores elixires de la vida.