Cuando la belleza y la juventud se entremezcla con la sensualidad, la simpatía y el saber estar el resultado es una chica como yo. Me llamo Karen, soy latina, y cuentan de mí que enamoro tan solo con mi mirada y con la modosa timidez de mi sonrisa. Esa timidez desaparece enseguida cuando me encuentro con alguien que, como yo, esté dispuesto a apurar hasta la última gota los placeres que la vida nos brinda. Amable y cariñosa, mi dulzura es un elixir embriagador y adictivo.